Walter Saldías, suboficial retirado, trabajó como cocinero del ejército en la histórica casona de República 550 en 1973, época en que la DINA la ocupó como centro de tortura. Cuarenta años después volvió a trabajar allí, esta vez como guardia de seguridad. Hoy es el único cuidador que queda. “En esta casa penan mucho. Se sienten ruidos en las noches, sombras (…) Es lógico que si murió gente aquí dentro, las ánimas queden dando vueltas”, afirma.
Publicado originalmente en El Mostrador