El monumento al padre Renato
Poblete no es el único que genera amores y odios en la vía pública. Mientras
que dicha estatua fue retirada apenas unos meses después de hecha la denuncia
de abuso sexual y de poder contra el difunto religioso, otros monumentos se
mantienen en pie, al igual que el debate en torno a cada uno de ellos.
Publicado originalmente en El Mostrador
1 - Almirante
José Toribio Merino
El máximo líder de la marina
durante la dictadura, y miembro de la Junta Militar cuenta desde el año 2003
con un monumento en la entrada del Museo Naval de Valparaíso (y dentro del
mismo, una sala dedicada a su figura). La estatua fue levantada con donaciones
de los exministros de la dictadura Hernán Büchi y Carlos Cáceres, y con fondos
de empresarios como Ricardo Claro y Wolf Von Appen, entre otros. No han sido
pocas las peticiones, ciudadanas y en el congreso, para retirar la estatua.
2- Salvador
Allende
Para muchos nuestro presidente
mártir, y un ejemplo de convicción y valentía. Pero para un sector importante
de nuestro país, el médico socialista dividió a los chilenos y llevó al país a
una profunda crisis durante su caótico gobierno. Razones por las que la derecha
dura cuestiona la estratégica ubicación que se le confirió a la estatua, frente
a La Moneda, en el patio de la Constitución. De ahí que el excandidato
presidencial José Antonio Kast prometió retirar la estatua en caso de ser
elegido presidente.
Lo más curioso de todo es que,
tanto la estatua de Merino como la de Allende, fueron hechas por el mismo
escultor, Arturo Hevia. Un artista cercano a la derecha cuya filosofía es que
“todos tienen derecho a tener una estatua”.
3
- Jaime
Guzmán
Durante los ´90, la Concertación
logró aprobar en el congreso el proyecto de levantar una estatua a Allende a
cambio de una concesión a la derecha: levantar otra para Jaime Guzmán. Pero el
difunto senador y cerebro de la dictadura ha tenido mala suerte en lo que
refiere a monumentos. El que más se salva es el monumento que tiene en Las
Condes, frente a la embajada norteamericana. En ninguna parte figura su rostro,
lo que quizás ha contribuido a alejar a los maleantes.
Su busto en la plaza de Los
Ángeles, en cambio, fue decapitado en 2016, y reemplazado por una placa. Y el
monumento que tiene en Viña del Mar (en la foto), por su parte, es víctima de
continuos rayados. Ni hablar de su tumba en el Cementerio General.
4 - Gabriel
González Videla
El último presidente radical. Si
bien su gobierno (1946-1952) realizó numerosos proyectos, entre ellos el “Plan
Serena”, González Videla hoy es recordado por la polémica Ley de Defensa Permanente
de la Democracia, mejor conocida como la “Ley Maldita”. Bajo ésta, el gobierno
proscribió y persiguió al Partido Comunista, colectividad con la cual González
llegó a La Moneda, y con la que llegó a compartir durante cinco meses en su
gabinete. Mucho después, en 1973, siguiendo su veta anticomunista, apoyó a la dictadura
de Augusto Pinochet.
El mandatario oriundo de La
Serena cuenta con una estatua y un museo en la Plaza de Armas de la ciudad. No
obstante, al igual que los monumentos a Jaime Guzmán, dicho monumento es
víctima de continuos grafitis y vandalismos.
5 - Los
amantes de Puerto Montt
No sólo la política o las
acusaciones de abusos sexuales generan odio hacia las estatuas. También la
estética. Y es que los Sentados frente al mar de la costanera de Puerto Montt
no dejan indiferente a casi nadie. La estatua, levantada en 2002, hace
referencia a la canción sesentera de Los Iracundos “Puerto Montt”. Si bien hoy
es un ícono de la ciudad, y los artesanos de Angelmó producen cientos de
suvenires en base a dicho monumento, la opinión de los puertomontinos es casi
unánime: la estatua es fea. Pero en cosa de gustos no hay nada escrito,
¿verdad?
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